calles ocupadas y vidas ocupadas.
Y todo lo que sabemos es mirar pero no tocar.
Estamos solos con nuestras opiniones cambiantes,
nos enamoramos hasta que duele o se desangra o se apaga con el tiempo.
Y nunca te vi venir, y nunca seré la misma.
Vienes cuando la armadura se cae,
perforas la habitación como una bala de cañón,
ahora todo lo que sabemos es no dejarlo ir.
Estamos solos, tú y yo,
arriba en tu habitación y nuestras listas están limpias,
solo señales de fuego idénticas, cuatro ojos azules.
Así que nunca fuiste un santo, y yo amé en sombras de equivocación,
aprendemos a vivir con el dolor, corazones rotos con forma de mosaico.
Pero este amor es valiente y salvaje.
Y nunca te vi venir, y nunca seré la misma.
Esto es un estado de elegancia,
esta es la lucha que vale la pena.
El amor es un juego despiadado a menos que lo juegues correctamente.
Estas son las manos del destino,
eres mi talón de Aquiles.
Esta es la edad de oro de algo bueno, y correcto, y real.
Y nunca te vi venir, y nunca seré la misma.
Y nunca te vi venir, y nunca seré la misma.
Esto es un estado de elegancia,
esta es la lucha que vale la pena.
El amor es un juego despiadado a menos que lo juegues correctamente.
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